Sucedió que en una fecha no cualquiera la noche perdió su voz. El primero en notar su ausencia fue el pequeño y juguetón insomnio que acostumbraba danzar con ella desde la primera estrella hasta el último sueño.
-¿Dónde estás amiga voz?- gritó angustiado. Pero no le respondía ni un lejano eco.
Triste y pensativo se sentó en la plena oscuridad, donde nada ni nadie tenía nombre. Ya no había en las noches más recuerdos en las memorias, suspiros o historias que escuchar para los imperturbables techos en los hogares de los solitarios, los enamorados y los locos.
-No más poesía- dijo
Y poco a poco el sueño se apoderó del pequeño insomnio.
-¿Dónde estás amiga voz?...-susurró mientras sus ojos se cerraban
En sus sueños se encontró con la oscuridad de aquellos que se sienten solos. Y vivió en ese sueño tantas noches que se olvidó de los días.
-Así que estos son los sueños…- pensó- Si no estas aquí amiga voz… ¿dónde estás entonces?
-Soy un eco- le contestó un lejano susurro
Y de pronto despertó
-Vaya búsqueda…- Pensó el insomnio- soy un mal buscador…
Miró al camino y se escuchó a si mismo, solo y pensativo, como nunca antes lo había hecho y lloró desesperado, sentía haberse ganado una derrota.
Extendió su pequeño dedo y escribió en un charco: ¿dónde estás amiga voz? Y sus palabras se perdieron.
-Quisiera tener un espacio entre mis letras donde pudiera vivir un instante, donde pudiera habitar por una noche para contarnos un sin número de cuentos, mentiras, deseos, lagrimas o reproches. Quisiera tener un barco para navegar en las aguas del inconsciente y descubrir noche tras noche cual es el sueño de nuestro mundo para decirle que ha sido injusto al no darnos cabida.
Dijo entre sollozos.
-La justicia no existe en el mundo- se escuchó en el viento
Desesperado con las respuestas obtenidas hasta el momento se dirigió a un pico muy alto y le plantó cara a la Luna. Con el rostro lleno de frustración e ira le espetó:
-¡La extraño!
Pero la luna se dio la vuelta
-¿Dónde estás amiga voz?
Bramó el insomnio que ahora lucía menos joven, mientras recordaba los hermosos cantos de su amiga y caminaba sin rumbo fijo, sin saber que nunca la encontraría, por que la noche siempre fue muda.
-¿Dónde estás amiga voz?- gritó angustiado. Pero no le respondía ni un lejano eco.
Triste y pensativo se sentó en la plena oscuridad, donde nada ni nadie tenía nombre. Ya no había en las noches más recuerdos en las memorias, suspiros o historias que escuchar para los imperturbables techos en los hogares de los solitarios, los enamorados y los locos.
-No más poesía- dijo
Y poco a poco el sueño se apoderó del pequeño insomnio.
-¿Dónde estás amiga voz?...-susurró mientras sus ojos se cerraban
En sus sueños se encontró con la oscuridad de aquellos que se sienten solos. Y vivió en ese sueño tantas noches que se olvidó de los días.
-Así que estos son los sueños…- pensó- Si no estas aquí amiga voz… ¿dónde estás entonces?
-Soy un eco- le contestó un lejano susurro
Y de pronto despertó
-Vaya búsqueda…- Pensó el insomnio- soy un mal buscador…
Miró al camino y se escuchó a si mismo, solo y pensativo, como nunca antes lo había hecho y lloró desesperado, sentía haberse ganado una derrota.
Extendió su pequeño dedo y escribió en un charco: ¿dónde estás amiga voz? Y sus palabras se perdieron.
-Quisiera tener un espacio entre mis letras donde pudiera vivir un instante, donde pudiera habitar por una noche para contarnos un sin número de cuentos, mentiras, deseos, lagrimas o reproches. Quisiera tener un barco para navegar en las aguas del inconsciente y descubrir noche tras noche cual es el sueño de nuestro mundo para decirle que ha sido injusto al no darnos cabida.
Dijo entre sollozos.
-La justicia no existe en el mundo- se escuchó en el viento
Desesperado con las respuestas obtenidas hasta el momento se dirigió a un pico muy alto y le plantó cara a la Luna. Con el rostro lleno de frustración e ira le espetó:
-¡La extraño!
Pero la luna se dio la vuelta
-¿Dónde estás amiga voz?
Bramó el insomnio que ahora lucía menos joven, mientras recordaba los hermosos cantos de su amiga y caminaba sin rumbo fijo, sin saber que nunca la encontraría, por que la noche siempre fue muda.
christian omar grimaldo
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